Viaje a la Francia del siglo XIV

Sarlat – Casa de La Boétie

Este año acabamos de pasar las fiestas navideñas en una preciosa zona del departamento de Aquitania, hacia el centro de Francia. Después de celebrar la Noche Vieja y dejar pasar el día siguiente de descanso obligatorio, el día 2 de Enero cogíamos las maletas y nos encaminábamos unas seis horas hacia el norte, hasta Sarlat-la-Cáneda. Como salíamos desde la casa rural donde acabábamos de pasar el fin de año, la verdad es que no madrugamos mucho. Así que llegamos a destino con el tiempo justo para ducharnos y salir a probar la comida típica en alguno de los restaurantes de la zona (pato, pato, oca y … pato, uff!).

Para alojarnos habíamos alquilado una casita en medio del casco antiguo, que está impresionantemente conservado (de hecho, en Sarlat se gravan multitud de películas de época). Nuestra casa era de piedra, bien decorada y confortable (aquí dejo el link). Y es que estar durmiendo en el centro de un pueblo como este es genial: te despiertas con bonitas vistas, puedes ir a buscar croissants franceses calentitos a dos pasos de la casa, y salir a pasear o a ver algún museo sin necesidad de coger el coche.

Alojamiento en Sarlat – La Médiévale
Alojamiento en Sarlat – La Médiévale

El centro de Sarlat-la-Cáneda, uno de los más representativos de la Francia del siglo XIV, tiene tantos callejones que te puedes perder por ellos. Sus edificios de piedra y calles adoquinadas tienen un característico color marrón tierra que se repite en todos los pueblos de la región. Pero lo que convierte en un paisaje de cuento a estos pueblecitos son sus tejados negros, con formas puntiagudas y extrañas.

Sarlat durante el día es realmente bonito, pero también creo que es imprescindible un paseo por sus callejuelas de piedra ya entrada la noche. En Enero, la ténue iluminación amarilla de las farolas daba un aspecto algo misterioso al ambiente, y la decoración navideña todavía embellecía las calles. Además, en plenas fiestas navideñas, a partir de las 7 de la tarde prácticamente no había nadie. Tanto era así que la última noche que pasamos allí éramos incapaces de encontrar un sólo restaurante abierto. Suerte de una buena persona que pasaba por allí y al preguntarle nos acompañó amablemente a los dos únicos restaurantes del pueblo que estaban abiertos. En resumen, si buscáis un sitio muy turístico con todo abierto no os recomiendo ir al Périgord en esta época del año.

Sarlat en Navidad
Sarlat en Navidad
Sarlat en Navidad
Sarlat

Durante el par de días completos que estuvimos allí hicimos algunas excursiones cerca de Sarlat. La verdad, es difícil elegir qué ir a ver, pues cada pocos kilómetros encuentras señales hacia lugares de interés.

La Roque Saint-Christophe

La Roque Saint-Christophe es uno de los emplazamientos troglodíticos más grandes y antiguos de Francia. Situado entre Les Eyzies y Montignac, esta formación de roca calcárea fue habitada intermitentemente durante 55.000 años. Con una longitud de 1 km y una altura de 80 metros, Saint-Christophe proporcionó un centenar de abrigos y terrazas elevadas donde hombres y mujeres pudieron guarecerse desde el Paleolítico.

Fue entre los siglos VI al XV cuando lo que eran simples cuevas se convirtieron en una verdadera ciudad-fortaleza. Siguiendo la explicación que viene en el librito que te dan al comprar el ticket, puedes imaginar la vida que corrió una vez por las rocas de Saint-Christophe. A descatar: la escalera monolítica más grande de Europa, espacios de la vida cotidiana como la forja o las cocinas, la caja fuerte de la ciudadela, o la iglesia, como no podía faltar en cualquier ciudad medieval.

La Roque Saint-Christophe
La Roque Saint-Christophe

Esa mañana de principios de Enero, éramos los únicos visitantes de la ciudadela troglodítica. Durante nuestro paseo sólo nos acompañaba el sonido del río que pasa junto a La Roque, algo que añadía más magia al caminar por esas medio cuevas que tanto trabajo debía haber llevado cavar. Al llegar a la zona de la iglesia nos sobresaltamos, pues una música coral empezó a sonar, retumbando contra las paredes de roca vacía y acompañando a aquel lugar extraño. En resumen, un sitio recomendable a visitar, sobre todo fuera de la temporada turística.

La Roque Saint-Christophe
La Roque Saint-Christophe

Château de Castelnaud

Enclavado en lo alto de una montaña, con un pueblo de cuento a su alrededor, la vista desde abajo del conjunto de Castelnaud es realmente bonita: una fortaleza fundada en el siglo XII rodeada de encantadoras casitas de piedra con tejados rojos y negros. El castillo se puede visitar, y además alberga el Museo de la Guerra en la Edad Media, un recorrido a través de armas, armaduras y restituciones de máquinas de guerra utilizadas en la batalla. Pero lo que más me gustó del castillo fueron su estructura y sus vistas, dominando todo el valle.

Castelnaud-la-Chapelle
Castelnaud-la-Chapelle
Vistas desde el Château de Castelnaud
Vistas desde el Château de Castelnaud

Sarlat y la Manoir de Gisson

La segunda mañana que pasábamos en el Périgord, la aprovechamos para perdernos por las callejuelas de Sarlat y para hacer una visita a uno de sus museos, la Manoir de Gisson. Es una antigua casa restaurada que conserva las estancias de una familia burguesa del siglo XVII. La construcción de la casa se remonta al siglo XV, y se articula alrededor de una gran escalera en espiral. Con varios niveles, los diferentes espacios están decorados con muebles y todo tipo de detalles de la época. En los bajos de la casa hay un espacio realmente interesante, un Gabinete de Curiosidades, con objetos que se recogían a lo ancho del mundo y que las familias adineradas de finales del Renacimiento coleccionaban con fruición. Aquí dejo el link al museo.

Sarlat
Sarlat – Lanterne des morts
Sarlat
Sarlat

La Roque Gageac

Esa misma tarde decidimos acercarnos a La Roque Gageac, incluido en la lista de «Los pueblos más bonitos de Francia». Y de verdad lo merece. Enclavado en una estrecha línea entre la montaña y el río Dordogne, el pueblo se concentra a lo largo de la carretera. En Enero estaban todos los establecimientos totalmente cerrados, con algún que otro visitante que como nosotros hacía frente al frío con un buen abrigo y paseaba a lo ancho del pueblo. Vale la pena también subir por alguna de las estrechas calles hasta su pequeña iglesia, pues el camino está flanqueado por palmeras, bananeros, ficus, cactus y bambú, como una especie de extraño jardín fuera de lugar.

La Roque Gageac

Esa noche nos despedíamos del Périgord con una apetitosa cena a base de tapas en uno de los dos restaurantes abiertos: Le Bouchon. Realmente recomendable. Aquí dejo el link a su página de facebook. Al día siguiente ya tocaba volver a casa, a descansar del viaje y a prepararse para la vuelta al trabajo. El año comenzaba bien 🙂

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